jueves, mayo 31, 2007

No tenemos parabras para definir este bodrio de anuncio....
Nos mean encima y dicen que llueve.
¿¿Como quieren que no estemos cabreados??

Eso si, sobretodo mucha tele, que es gratis.

Manda huevos...


Edito: Parece que, misteriosamente, el video ha desaparecido de donde estaba colgado. No pasa nada, los técnicos del comando han estado trabajando en ello y ya lo tenemos dentro de nuestro canal de youtube < http://www.youtube.com/joveprecari >
Podeis enlazar el vídeo diretamente en este enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=sTg_LKNMu9s

saludos!


lunes, mayo 28, 2007


Un compañero nos hace llegar este mail:


Estas son las instalaciones de la ultima empresa donde estaba currando.
Las instalaciones son los baños y las duchas del vestuario masculino, pero el femenino tambien mas o menos estaba igual, y de dimensiones mucho mas reducidas, a parte se manipulaba plomo sin proteccion de las vias respiratorias y se fundia el plomo a escasos metros de donde estabamos, sin proteccion alguna claro, de eso no tengo fotos, pero os podeis imaginar el panorama solo viendo los lavabos, increíble pero cierto.

Un saludo

como siempre muchas gracias...



















































martes, mayo 22, 2007

¡Pasen y vean! Los beneficios de las empresas crecen más de un 30%; los salarios, un 2,9%

Si la negociación colectiva fuera un partido de fútbol, el resultado sería de escándalo: 30 a 3. Pero como no lo es, habrá que hacer un análisis técnico del reparto de la renta nacional, que en última instancia es lo que se ventila en los casi 5.000 convenios colectivos que anualmente firman sindicatos y empresarios, y que afectan a más de 10 millones de trabajadores, la mitad de la fuerza laboral que existe hoy en el país.

Hablar de salarios en España se ha convertido en un asunto de alto riesgo. Si alguien compara lo que ganan las empresas con lo que se llevan a casa los empleados a cambio de su trabajo, lo más probable es que ciertos sectores no tarden ni un minuto en alzar la voz de una forma instintiva, acusando a los promotores de tan descabellada e
insensata idea de abrazar tesis demagógicas y populistas, impropias en un mundo globalizado en el que sólo la solvencia de las empresas garantiza la bonanza económica.

Según ese esquema de pensamiento, en un mundo en el que la competencia es la clave de bóveda del sistema económico -ya que la concurrencia de opciones permite proveer bienes y servicios de forma más barata y eficiente- el hecho de que las empresas (o sus directivos) ganen bastante más dinero que los empleados es irrelevante, toda vez que eso garantiza el círculo vicioso de la producción y el consumo.

Mercado asimétrico y endogamia social

'Es el mercado y sólo el mercado, el que fija el salario de los directivos', dicen esas voces de forma ufana y un tanto jactanciosa, olvidando que para que haya mercado debe haber oferta y demanda. Ocurre, sin embargo, que la información no sólo es asimétrica -como han demostrado algunos de los últimos premios Nobel de Economía-, sino que, además, en la mayoría de los casos la política de contratación en las grandes y pequeñas empresas obedece más razones de pura endogamia social que a criterios estrictamente profesionales. Por lo tanto, eso de que los mejores son los que ganan más dinero es un cuento chino.

Hablar de salarios, por lo tanto, se viene considerando de un tiempo a esta parte como de mal gusto y hasta demagógico, lo que puede explicar que en la actual campaña electoral se pueda polemizar a cuenta de la guerra de Iraq, del terrorismo etarra, de la vida personal de Ruíz-Gallardón (él lo ha dicho así) o del 'Caso Malaya'. Pero ni una palabra de salarios. Algo que, por lo visto, no debe interesar a nadie.

Es curioso que la única vez que en los últimos tiempos ha saltado a la opinión pública este engorroso asunto, la polémica tuvo que ver con el sueldo de Rajoy y, en general, con lo que gana la clase política; pero ni un mínimo de debate de cierto calado sobre un determinado modelo económico que se despreocupa verdaderamente del poder de compra de los salarios.

Los datos son los siguientes. Sin añadir una pizca de 'demagogia'. En 2001, una fecha de alto crecimiento económico, la remuneración total de los asalariados representó el 49,2% del Producto Interior Bruto (PIB) a precios de mercado, pero cinco años más tarde ese porcentaje descendió hasta el 46,6% (datos oficiales de Estadística). Es decir, se ha producido un retroceso de 2,6 puntos en la participación de las nóminas en el reparto de la tarta nacional.

¿A dónde ha ido a parar ese pedazo de tarta? Pues prácticamente la mitad al excedente bruto de explotación (los beneficios empresariales), que han aumentado su peso en 1,2 puntos, mientras que el resto (ya que las rentas con el resto del mundo no han variado su ponderación) se lo han llevado los impuestos, cuya función, al menos sobre el papel, es reequilibrar la estructura de rentas.

Pobre paga a rico

Habrá quien piense que 1,2 puntos de PIB no es una cantidad relevante, pero nada más alejado de la realidad. 1,2 puntos representan nada menos que 12.000 millones de euros que cada año han salido de los bolsillos de los asalariados y han ido a parar a los de los empresarios. Es decir, estamos hablando -incluyendo todos los ocupados- de una transferencia de rentas equivalente a 600 euros anuales. O, lo que es lo mismo, el 60% de los ingresos que mensualmente perciben los 19 millones de españoles. Dicho en otros términos: en el último lustro, cada trabajador ha ingresado en la cuenta corriente de su jefe unos 3.000 euros.

Probablemente, el proceso de transferencias de rentas se pueda visualizar de una manera más clara atendiendo a la negociación colectiva. Los últimos datos del Ministerio de Trabajo indican que la subida salarial media se ha situado en abril en el 2,9%, tasa que incluso baja al 2,5% en los convenios de empresa. ¿Sabe cuánto han
crecido los beneficios empresariales? Desde luego, bastante más. En el conjunto de las empresas del Ibex y durante el primer trimestre de este año, un 32,%; hasta alcanzar los 11.297 millones de euros. En el caso de las inmobiliarias la evolución del resultado es verdaderamente estratosférico: un 171% (incluyendo resultados extraordinarios)

Las cifras lo dicen todo. Y, por eso, sorprende que hace poco más de un par de meses, sindicatos y empresarios renovaran el Acuerdo Interconfederal sobre la Negociación Colectiva (ANC) como si no pasara nada en el mundo de las nóminas. Como si hubiera un reparto justo de las rentas. El ANC constata, incluso, que existe un reparto "equilibrado en los intereses en juego de los distintos actores que participan en la negociación colectiva". Leer para creer. No hace falta ser un lumbreras para preguntarse qué entienden los firmantes del acuerdo sobre un reparto equilibrado de las rentas.

En realidad, el problema viene de lejos. La evidente contradicción entre salarios y beneficios empresariales obedece al mantenimiento de un modelo de negociación colectiva superado por los tiempos en materia de retribución de los empleados. Se equivocan los sindicatos -a los empresarios les viene muy bien- si la referencia continúa siendo el IPC de cada año. Lo que realmente mide en estos momentos la temperatura económica –y de ahí el alto crecimiento del excedente empresarial- son los beneficios, y por lo que esa debería ser la referencia a la hora de actualizar los salarios, y no otra. Mantener como testigo el Índice de Precios de Consumo es un sinsentido que las nóminas están pagando desde hace mucho tiempo.

Cuando las rentabilidad de las empresas, y en este sentido no hay más que echar un vistazo a los datos de la Central de Balances del Banco de España, está creciendo a ritmos de dos dígitos, cómo es posible que se siga manteniendo que "la negociación colectiva debe tomar como primera referencia el objetivo o previsión de inflación del Gobierno, fijado para el año 2007 en un 2%". Sin palabras.

Carlos Sánchez

fuente original

lunes, mayo 07, 2007

Más de 19 millones de españoles ingresan menos de 1.000 euros al mes

El mito del ‘mileurista’ se identifica con un colectivo de jóvenes urbanos de amplios estudios universitarios, obligados a compartir piso para llegar a fin de mes. Pero la realidad es mucho más cruda. La sociedad de los bajos salarios que se está construyendo en España desde hace años afecta no solamente a los jóvenes profesionales que viven en las grandes ciudades, sino que se ha extendido como el aceite por el conjunto de la sociedad. No en vano, España -dentro de la Unión Europea a 15- es el país con los salarios más bajos (ver enlace). Sólo por detrás de Grecia y Portugal. En 2005, según Eurostat, los ingresos medios en la ‘Vieja Europa’ ascendían a 34.412 euros brutos, muy lejos de los 20.438 que se perciben en España. Una cifra que, sin embargo, puede resultar una quimera para multitud de ciudadanos.

Los números cantan. En estos momentos, algo más de 19 millones de personas -más del 40% de la población- cuenta con unos ingresos mensuales inferiores a 1.000 euros mensuales brutos. O, lo que es lo mismo, 14.000 euros anuales antes de pagar impuestos incluyendo dos pagas extraordinarias.

El colectivo más importante lo forman los asalariados. Los datos proceden de una publicación de la Agencia Tributaria (Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias) y ponen de manifiesto que nada menos que 10.412.147 trabajadores declararon en 2005 a Hacienda unos ingresos inferiores a dos veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ese año quedó fijado en 7.182 euros al año.

Precariedad salarial

Los bajos salarios, desde luego, no tienen nada que ver con el pasado. La propia Agencia Tributaria destaca en su informe que “prácticamente el total” de las personas que se incorporaron en 2005 al mercado laboral cobraba menos de dos veces el SMI, llegando “incluso a producirse una recesión”, dice el Fisco, en el número de asalariados que cobra más de cuatro veces el salario mínimo.

Tras los asalariados, el colectivo más perjudicado por los bajos ingresos son los pensionistas. Los datos de la Seguridad Social dicen lo siguiente: en España se pagan en estos momentos -mes de marzo de 2007- 8.237.070 pensiones, pero de ellas nada menos que 7.040.457 son inferiores a 1.000 euros al mes. Es decir, que casi nueve de cada diez pensionistas (el número de pensiones y pensionistas no tiene por qué coincidir) cobran menos que los ‘mileuristas’. Aquí no hay que olvidar que casi 4,5 millones de pensionistas sobrevive con menos de 600 euros al mes.

Subsidio de desempleo agrícola

Pero como dice el dicho, otro vendrá que bueno te hará. Los ingresos de prácticamente la totalidad de los parados inscritos en los registros públicos de empleo y que cobran alguna prestación económica son inferiores a 1.000 euros al mes. Y hay que tener en cuenta que dentro de este colectivo se encuentran (últimas cifras oficiales) 1.422.300 trabajadores sin empleo dentro del sistema contributivo. Porque si se suman los asistenciales (aquellos que siguen cobrando por razones de necesidad pese a haber agotado sus prestaciones) habría que añadir otros 409.900 ciudadanos que, ni de lejos, llegan a la condición de ‘mileuristas’.

De la misma forma, habría que sumar otros 171.500 jornaleros de Extremadura y Andalucía que siguen cobrando el subsidio de desempleo agrícola, el antiguo empleo comunitario, que, lejos de reducirse al calor de la bonanza económica, continúa estabilizado en cerca de 200.000 beneficiarios. Dentro del nivel asistencial también habría que incluir a los 478.220 ciudadanos que cobran una pensión no contributiva, y que beneficia a quienes no han podido cotizar a la Seguridad Social.

Este es el cuadro de los nuevos ‘mileuristas’ españoles (ingresos inferiores a 14.000 euros brutos al año)


Asalariados que cobran menos de dos veces el Salario Mínimo Interprofesional: 10.412.147

Pensionistas del nivel contributivo con ingresos inferiores a 14.000 euros al año: 7.040.457

Desempleados (nivel contributivo): 1.422.300

Desempleados (nivel asistencial): 409.900

Régimen Especial Agrario (empleo comunitario): 171.500

Pensiones No Contributivas: 478.220

Total: 19.934.524

fuente original